martes, 22 de enero de 2013

Fábrica de cortiça.

Palanca y Escombros

Se trata de la ultima quedada del año en la que participamos y que llevamos a cabo por varias zonas de Portugal invitados por los compañeros del Komando Palanca: David Galvache, Algaca y Jesus organizadores de este viaje y conocedores de muchas localizaciones del país vecino.

De la zona centro nos unimos Adolfo, Yass, Chenko y un servidor. En principio quedamos frente a un psiquiátrico de la misma localidad, pero nuestros compañeros de Salamanca se retrasaron un poco, así que decidimos improvisar un poco, de hecho no llevábamos ni localizaciones o en mi caso, ni trípode.
Vimos a lo lejos un par de chimeneas de ladrillo que sobresalían entre las viviendas de la zona y allí nos encaminemos para probar suerte y efectivamente la tuvimos.

















No había puertas, se trataba de un enorme patio adoquinado rodeado de edificios, algunos tenían un aspecto mas antiguo y otros estaban prácticamente en ruinas. Había algunos coches aparcados cerca pero no vimos a nadie, a pesar de ello fuimos con cautela hacia el fondo del complejo.
Entramos a una nave un poco oscura y encontramos un par de hornos industriales, grandes cuadros eléctricos y poco mas, hasta que Yass nos avisa que detrás de los hornos hay otra nave bastante mas interesante.












Una hilera de trece prensas hidráulicas, sierras, empacadores y media docena mas de maquinas nos dan la bienvenida a un antiguo taller con olor a grasa reseca, lleno de charcos por las filtraciones y una tenue luz que provenía de los tragaluces del techo. Los fardos de corcho compactado apilados en un rincón nos dan la ultima pista de la clase de lugar donde nos encontramos.




Según recorríamos las naves, que estaban conectadas todas entre si descubrimos nuevos aspectos de las labores de fabricación que allí se llevaban a cabo, así como nuevos detalles que fotografiar.
Había cintas transportadoras para mover el material hasta las maquinas que cocían y secaban el corcho que se encontraban en la segunda planta del edificio principal, carretillas de carga con unas curiosas palas para mover el material compactado hasta las maquinas de corte etc.
También había algunas salas vacías con restos de maquinaria o que fueron almacenes, la mayoría se encontraba a oscuras.
Uno de los puntos fuertes era un balcón desde donde se podía contemplar desde una altura considerable la hilera de prensas, a pesar de que estaba encharcado por las filtraciones.












El sótano (como siempre Chenko llego el primero) se había convertido en una piscina de aceite donde era imposible apreciar el fondo. Entre los paneles de corcho que flotaban por allí también se podían distinguir un par de motores de bombeo.



Recuerdo haber visto entre las oficinas que estaban cerradas y la nave principal un par de salas con alarma, placas nuevas y señales de prohibición en cuanto a filmación y fotografías, así para no meternos en líos nos alejamos de allí.
Indagando un poco en la red he descubierto que se trata de un pequeño museo dedicado al que allá por 1847 fundo esta empresa. El complejo en si parece ser que se ha declarado patrimonio industrial y que planean restaurarlo, además se esta levantando cerca de allí un nuevo complejo que dará cabida a una escuela y un auditorio entre otros. Tanto el complejo antiguo como el nuevo que se esta construyendo están unidos por un paseo urbano, el cual si pudimos ver en nuestra incursión.




Al cabo de hora y media recibimos la llamada de nuestros compañeros que acababan de llegar y nos esperaban en el psiquiatrico. Pero esto lo dejaremos para el próximo reportaje.

Saludos.

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