martes, 8 de marzo de 2011

"Medio" cine

Abandomingo III
   Después de visitar algunos de los grandes abandonos mas clásicos y conocidos por la gente del gremio, voy a cambiar completamente de tercio y a dedicar unas cuantas entradas en este blog a lugares mas pequeños, discretos, desconocidos e incluso nunca explorados, pero que pueden competir en encanto con cualquier gran abandono e incluso sorprender mucho mas.

Esta vez se trata de un cine, aunque mas preciso seria decir medio cine, ya que la zona de la pantalla y parte de las butacas fue vendida y ahora es una frutería, aunque el lugar aun tiene mucho que mostrar como viereis a continuación.

   En esta ocasión cuento con un compañero de excepción: Dudupeich. Principiante en el mundo de los abandonos, blogger y amigo de toda la vida. El fue quien me comento la existencia de este cine y me puso sobre la pista para encontrar al dueño de esta joya. Al cabo de dos días ya teníamos una cita con Antonio el propietario del lugar para hacer nuestra visita, como siempre cámaras en mano.
Comenzamos por el vestíbulo. Mientras los ojos se acostumbran a la escasez de luz y el olor a cerrado nos invade, Antonio abre una puerta para conseguir algo de iluminación. Lo primero en lo que me fijo es en los paneles de corcho donde antaño se debieron colocar los carteles de la películas que se proyectaban así como las novedades. En la pared de enfrente había cantidad de grapas que hacían suponer que allí también se colgaban carteles. Al mencionar este detalle Antonio nos sorprendió sacando cantidad de carteles de cine de varios formatos y fechas, pero ninguno bajaba de la treintena de años. Ni que decir tiene que nos quedamos con la boca abierta.



    La taquilla estaba tapiada para evitar a los vándalos de turno y el acceso a la sala se llevaba a cabo mediante tres puertas, una central de entrada y dos laterales de salida. Pero sin duda lo mejor del vestíbulo era el bar que aun tenia botellas de la época, algunas llenas y una maravillosa radio que, aunque no había luz, se nos aseguro que aun funcionaba.













 Seguimos por una de las puertas hasta la sala de butacas, aquí el abandono se hace mas evidente por la cantidad de polvo tanto en el suelo como en los asientos, además de la obra que se llevo a cabo para dividir el cine. A pesar de esto el lugar se encuentra en buen estado y nos deja unas buenas imágenes con aire nostálgico, aunque debido a la falta de luz y la calidad de nuestras cámaras he tenido que forzar un poco el HDR en alguna de las tomas.




   Por ultimo subimos a la segunda planta, donde se encuentra el palco, la sala de montaje y el proyector, cosa que estaba deseando ver desde que me levante esa mañana. Los que leéis este blog ya sabéis que siento debilidad por las maquinas antiguas, pero lo que aquí encontré superaba todas mis expectativas.





Desde el placo se podía llegar a imaginar el tamaño real del cine a pesar de la pared de ladrillo y chapa que lo cortaba. También debo decir que el lugar se construyo al rededor de 1954 y  se cerro en los años ochenta, a pesar de llevar tanto tiempo abandonado se conserva muy bien, gracias en parte a las gruesas paredes de casi un metro de grosor que lo sustentan.
   Con un poco de suerte y tiempo intentaremos conseguir fotos del momento de su construcción así como de cuando estaba funcionando.


Pasamos a la sala de montaje de la cual aun se conserva la mesa donde se enrollaban los royos de película para su posterior montaje en el proyector. Cada royo equivalía a una hora de película y debían ser cambiados a mitad de proyección en filmes largos, momento que el espectador aprovechaba como descanso.


Por fin llegamos a la habitación del proyector. Es un lugar pequeño que alberga la maquina, amplificadores y módulos para el sonido, en algunos lugares dábamos con la cabeza en el techo.













La verdadera joya del lugar aun se conserva intacta y aunque apenas hay espacio ni luz intentamos sacar las mejores imágenes posibles. Esta maravilla no usaba ningún tipo de lampara, la luz para proyectar la película la producía un electrodo de 8 milímetros de una aleación de carbón con  tungsteno o manganeso que generaba un arco eléctrico dentro de una cámara de combustión. Esta parte del proyector estaba conectada un excitador eléctrico muy similar a un equipo de soldadura. La luz producida era concentrada por un espejo cóncavo hacia el objetivo de la maquina de enfoque manual. El royo se movía gracias a un motor de 120 voltios a cincuenta rpm controlado también de forma manual. Para el sonido se usaban dos toscos amplificadores estéreo.





   Según nos comento Antonio quisieron comprarle en una ocasión esta maquina pero no quiso venderla por que prefería tenerla de recuerdo.
-Yo habría hecho lo mismo, le conteste.
  





















  Por supuesto el establecimiento contaba también con cine de verano, solamente que ya no existe. La zona desde la cual se proyectaba hacia este lugar es la única que presenta un estado un poco ruinoso de todo el lugar que como ya he dicho esta bien conservado.
Y aquí termina nuestra visita.
   Una vez abajo y con muy buen sabor de boca recogemos el equipo y para nuestra sorpresa Antonio nos regalo una veintena de carteles que habíamos visto antes.

 















   Para terminar tengo que dar el mayor de los agradecimiento a Antonio por mostrarnos el lugar, por responder a nuestras preguntas, por su paciencia y por los regalos.
   A las personas del trabajo, que me ayudaron a encontrar la información necesaria y me contaron cantidad de cosas interesantes del lugar.
    Y por su puesto a Dudupeich por acompañarme con las fotos y por que ya es uno mas de Maquinas y escombros.

Las fotos fueron hechas con una nikon F-801S, una nikon coolpix y una canon power shot G5.

lunes, 7 de marzo de 2011

La planta de procesado de grano.

 Abandomingo II

Seguimos con nuestras excursiones de los domingos por la zona. Esta vez tocaba una planta de procesado de grano repleta de maquinaria y detalles donde gastamos casi toda la mañana, pese a que había zonas inaccesibles. Varias naves, una de ellas con cuatro plantas repletas de tuberías, motores, paneles y curiosos trastos de antaño suficientes para tenernos entretenidos explorando y fotografiando. Los amplios ventanales y la posición del sol indicaban que estaba en el lugar y el momento perfecto para estrenar y empezar a sacar partido a mi D7000, la cual ya tenia ganas de probarla en abandonos y por eso elegí este lugar, que además me recordaba a una harinera que visitamos en cierta ocasión.

El acceso es tan sencillo como saltar un muro por una parte en la que le faltaba un trozo, aunque la pared no era muy estable y el cemento se hacia migas no hubo mayor problema. Eso si, Chenko (Esa persona de la que siempre hablo, que se apunta a todas y que nunca se digna a dejar algún comentario anecdótico en este su blog), se dejo allí un trozo de dedo, aun no sabemos como.






























Volvemos a encontrarnos con una vieja marca ya desaparecida de maquinaria industrial: Vaycora. Esta vez creo que se trata de un generador de presión de vapor, aunque no puedo asegurarlo.



























De todas la maquinas (algunas conocidas y otras nuevas para nosotros) me quedo sin duda con las dos separadoras del tercer piso. Se trata de dos enormes aparatos de madera y hierro donde se montan cajones con rejillas de diferente medida numeradas y colocadas consecutivamente unas sobre otras. El grano de toda la planta pasaba por estos tamices que mediante un movimiento de vibración circular por medio de unos ejes que salen del techo, va separando y clasificando las diferentes densidades del grano y distribuyendolo hacia los siguientes procesos en los pisos inferiores. Cuando estas dos maquinas entraban en funcionamiento, seguramente la planta entera temblaría. de ahí que toda esta maquinaria este montada sobre vigas de hierro, sujetas a varias partes de la habitación y reforzadas en varios puntos. Alucinante.
























También había un edificio con ocho silos de unos doce metros que, al mirarlos de cerca vimos que estaban hechos de ladrillo. Por desgracia el único acceso estaba bien cerrado con una puerta nueva y tres cerraduras, invitando a desistir pero llamando a la curiosidad, sobre todo por quedarnos con las ganas de subir a la habitación que había sobre los silos. Mencionar también que existía un cargadero de trenes que dejo de usarse tiempo antes de que la fabrica fuese abandonada.


Un agradecimiento a todos los que estuvieron presentes Chenko y Rodri, y en especial a Juanma que se pego unos cuantos kilómetros para pasar la mañana con nosotros y que nos tuvo que abandonar antes de las cañas para cumplir con varios compromisos.