sábado, 30 de julio de 2011

Cuarteles militares.

MEU; recargando...
¡Ya estamos aquí de nuevo, hemos vuelto...! Bueno, puede que no sea para tanto, pero para un servidor parecía que nunca iba a llegar el día de reencontrarme con la exploración urbana tras una (para mi muy larga) baja laboral, y es que se hace difícil soportar el "mono" de pasear entre escombros, pringarse las manos de oxido y grasa, llenarse la ropa de polvo y caminar sobre cristales rotos. Pero bueno todo eso pasó y aquí estamos en nuestra particular "vuelta al cole" de la mano de uno de los  compañeros de CELA que mas ganas le pone: Lupin; que nos llevo de visita por unos conocidos cuarteles militares de la zona de Madrid.




También en esta primera toma de contacto después de varias semanas sin poder salir de casa nos acompañaron Sienar y Yass, que nos hizo para comer un risotto con setas de chuparse los dedos. Tampoco falto a la cita Chenko, que se hizo de rogar pero al final nos encontró.



   Nuestra primera tentativa fue una pequeña iglesia de la zona bastante bien conservada pero resulto poco viable a plena luz del día y por la cantidad de coches que pasaban por allí, aunque Lupin ya entro en dos ocasiones sin problema alguno, decidimos probar suerte otro día mas de madrugada.























   Nos dirigimos a los cuarteles, esta vez en metro para ahorrarnos una buena caminata y sobre todo para evitar el calor de la tarde. Una vez allí nos ponemos en marcha de forma paralela al recinto en cuestión, este cuenta con una buena valla, además de una linea de tren que pasaba y la propia valla que protege las vias, la cual dudaba mucho que servidor pudiera saltarla. Aquí fue cuando Lupin saco un as de la manga: una puerta con un pestillo sujeta con un simple alambre, una vez pasada simplemente toco cruzar las vías y buscar un hueco en la alambrada.


El lugar era enorme y estaba lleno de naves, talleres y edificios de varias plantas aunque como suele ser el caso de este tipo de lugares se encontraba en un estado de vandalizacion muy avanzado. A pesar de esto resulto muy curioso darse una vuelta en busca de cosas interesantes, ya que explorarlo entero habría llevado un día entero prácticamente.





















   Una de las cosas que mas nos gusto fue sin duda unos almacenes llenos de botas de punta de acero y cascos de obrero así como una antigua estación de tren que quedo cerrada tras el abandono de los cuarteles.




Tras un pequeño descanso en el patio de armas del lugar, unas fotos de grupo y algún comentario sobre la fauna del lugar (¿¡Liebres asesinas!?) nos ponemos en marcha en busca de la salida lamentando profundamente el no haber traído agua ni refrescos, cosa que mas tarde compensamos en una terraza de la zona.


   Muchas gracias Lupin por sacar tiempo para quedar y conocerte al fin y muchas gracias a Yass por invitar a comer y cenar.