jueves, 30 de agosto de 2012

La casa del ingeniero.

Cruzando Luxemburgo.

   Hoy publicamos un reportaje especial con mas de 40 fotos, ya que conmemora dos años de Maquinas y Escombros, tiempo en el que hemos visitado muchos lugares, algunos cercanos, o que se han visitado durante vacaciones, aunque ya son varios los viajes cuyo principal motivo han sido los abandonos.


Este lugar no es nada espectacular pero para mi es especial, no por ser un abandono importante o muy conocido entre los que nos dedicamos a la exploración urbana, sino por la sensación que me transmitió.







 

Al llegar a la localización nos damos cuenta que la entrada iba a ser complicada, ya que se encontraba en medio de un adorable barrio residencial, con un afanoso jardinero (al que mentalmente maldecimos todos) justo enfrente del abandono en cuestión. 
Ya que un grupo de tíos armados con bastante equipo de fotografía como para abrir una tienda empezaba a provocar miradas curiosas decidimos simular que nos íbamos, aparcamos  algo mas lejos y nos acercamos andando en grupos de 2 y entramos aprovechando los momentos en que el jardinero, que no se movía del sitio, miraba hacia otro lado.










No es la primera vez en la que entramos en una vivienda deshabitada, pero nunca había estado en una similar, lo común es que no quede apenas nada, solo restos o algunas cosas sueltas, pero todo en esta casa estaba allí, intacto y conservado como un insecto en ámbar, parecía que estuviera esperando que sus ocupantes fueran a volver a pesar de que la casa llevaba décadas abandonada.












Se trataba de una casa grande de campo de dos plantas con buhardilla, por la construcción parecía de principios de siglo. La primera sala en la que entramos era un recibidor que comunicaba con el resto de las estancias: una pequeña cocina, llena de polvo en la que estaban algunos utensilios, una sala presidida por un escritorio con formularios y fotografías y una mesa aparentemente aun sin recoger, ademas habia un pequeño dormitorio y una sala vacía. Cruzando la cocina encontramos también en lo que debió ser una ampliación de la vivienda, un lavadero, una bodega y varias habitaciones con herramientas de jardinería y botes de conservas.




Uno de los objetos mas curiosos era esta lavadora a manivela con cuba de madera y unos rodillos para escurrir la ropa de la marca Miele.


La pequeña bodega aun conservaba decenas de botellas intactas, seguramente las demás se las habría llevado algún amigo de lo ajeno por el desorden que había en la estancia.





















Permanecían cubiertos de polvo todos los objetos que acompañaron la vida de una persona y que te hablaban de ella. Saber por ejemplo que el dueño de la casa era un ingeniero de caminos, que hablaba francés y alemán como atestiguaban algunos textos que aun seguían encima de su escritorio, y que en su juventud estudio ingles, pues en una sala había montones de libros y cientos de planos estaban guardados en varias maletas. Además debía ser católico, pues había muchas revistas de temática religiosa de la década de los 40 y las figuras de un belén estaban delicadamente envueltas en su caja encima de un armario, mientras el resto del nacimiento aguardaba lleno de polvo en el desván.



Todo estaba allí y te hablaba de como vivió en aquella casa, incluso de su carácter: era una persona pulcra y ordenada, los trajes aguardaban en su percha en el armario y un bombin aun reposaba sobre la mesilla cubierto de telarañas, un juego de utensilios de manicura estaba en una cómoda, la pipa en la mesa del despacho, hasta las conservas esperaban en sus tarros en la despensa. 



No se como es posible que todo aun permaneciera allí sin ser expoliado por nadie, quizá nadie rompió nada por esa sensación que se apodero de todos nosotros de estar curioseando en la casa de un familiar, los únicos daños eran algunas cartas rotas y abiertas en el suelo de una habitación. 
Es inevitable la comparación entre el estado de los lugares que encontramos en el extranjero y lo que hay en nuestro país.
¿Os imagináis que todas las cosas con las que habéis vivido durante años fueran abandonadas y dejadas al alcance de cualquiera? Olvidadas y ni siquiera protegidas...



Por todo ello este abandono es especial, siendo simplemente una casa, pero con infinidad de detalles, sin más historia que la que cuentan las cosas que dejaron atrás los que vivieron en ella.

Como siempre  las fotografías de nuestro compañero de viaje Klovis las podéis ver aquí.


Texto: Chenko.      Fotografías: Maquinas y Escombros.


martes, 7 de agosto de 2012

HH Hotel



  Nada mas entretenido para terminar el día que una visita a este tremendo hotel, posiblemente el lugar mas trillado de todo lo que vimos en nuestro viaje y aun así repleto de detalles y recovecos por explorar. Todo un clásico de la exploración urbana del país germano.

De entrada el complejo resultaba bastante abrumador, no solo por su tamaño y su aspecto sombrío, sino por los estragos que el tiempo y la humedad habían causado en el edificio, este presentaba varios derrumbes en la parte que comunicaba la zona central con las alas del hotel, como si hubiera sido cortado con un cuchillo desde el techo hasta la planta baja.
El acceso fue mas que sencillo ya que solo estaba rodeado de una valla que se encontraba abierta por varios puntos.


   Buscamos a través del patio trasero la manera mas fácil de entrar con facilidad, cosa mas que sencilla por que existían varias puertas y ventanas abiertas. También por allí encontramos algunos compañeros de afición cámara en mano que cordialmente nos aportaron algunas indicaciones útiles.





















   Recorriendo el interior el estado de ruina era mas que evidente: techos encombados, paredes oblicuas y suelos que crujían bajo nuestros pies. Debo decir que fue una de las veces que mas temí por mi seguridad y la de mis compañeros, por ello íbamos con bastante cautela.
























   Mientras nos recorriamos las diversas plantas por los lugares mas seguros nos dimos cuenta que cuanto mas arriba del edificio subíamos mas cosas encontrábamos. Las plantas mas bajas apenas si quedaba algún mueble o lampara pero en el ultimo piso se podían encontrar todo tipo de sillones, lamparas e incluso televisores. Aun así y después de todo lo visto anteriormente en nuestro viaje el listón estaba muy alto y ellugar no aportaba mucho aliciente. Fue entonces cuando Nalabcer nos recordó que debía existir una discoteca bastante curiosa que valía la pena encontrar.













Tras recorrer parte de los sótanos y toparnos con los comunes almacenes, cuartos de mantenimiento y sala de calderas, recuerdo que ademas encontramos una especie de sauna con piscina, aunque salimos pitando de allí por la presencia de la dichosa fibra de amiento, que se encontraba esparcida por todo el suelo. Tras esto decidimos rodear el edificio por fuera para intentar ubicar la discoteca y el bar que aun no habíamos localizado.

Unos ventanales tapiados en la fachada principal delataban que era el sitio mas probable para encontrar lo que buscábamos, aunque por desgracia teníamos que atravesar una de las zonas derrumbadas del hotel, y aunque en principio no me hizo mucha gracia reconozco que valió la pena.



Tras pasar sobre escombros mojados procurando mantener el equilibrio y controlando que no nos cayera nada encima llegamos a un gran salón vacío pero impresionante ademas de encontrar la entrada principal del hotel con una enorme puerta giratoria medio atascada. Desde allí se podía acceder a través de unas escaleras al guardarropa de la zona de ocio. Hacia un frio fuera de lo normal alli abajo, por no mencionar la humedad y oscuridad que le daban un aspecto aun mas lugubre de lo que ya parecia.




Efectivamente encontramos la discoteca que se conservaba bastante bien aunque que el mayor atractivo era el bar del hotel por su diseño y sus llamativos colores. Aquí la oscuridad era total y tuvimos que hacer equipo Nalabcer, Chenko y yo, cada uno con sus linternas para iluminar las tomas que íbamos haciendo. Personalmente para mi fue uno de los mejores momentos de todo el viaje.






Para terminar encontramos varias despensas y una de las cocinas del complejo, aunque probablemente lo mas curioso fue encontrar un gigantesco lavaplatos que ocupaba una sala entera.



Tras la visita y con el sol cayendo no volvemos a poner en marcha esta vez con dirección a Luxemburgo para seguir con nuestra ruta. Me gustaría reseñar también el lugar donde paramos a cenar, no solo por su trato si no por su amabilidad y todo el interés y respeto que mostraron por nuestra afición.

Como siempre no dejéis de pasar a ver las imágenes de este lugar en la web de nuestro amigo Klovis.

Hasta la próxima.