jueves, 15 de mayo de 2014

La magia de Villa Líquen.

"Los lugares abandonados tienen cierta magia..." Normalmente cuando dices cosas así la gente te tacha de raro y también por que no, de cursi. Por lo general hablar de esta afición requiere muchas explicaciones para la gente ajena a todo lo que rodea este hobby tan minoritario que es la exploración urbana, sin embargo a los que estáis dentro del mundillo, como los que seguís blogs sobre el tema no os choca para nada leer cosas como la impresión que causa descubrir una cocina sin suelo, pero con sus muebles aun sujetos a la pared, o la descripción de un espacio polvoriento lleno de recuerdos de otras épocas y otras personas. Esa magia es la que se destila por ejemplo en esta pequeña vivienda que visitamos hace algunos meses. ¿Queréis que nos demos un paseo por su interior? Pues adelante, pero ¡cuidado por que se cae a pedazos!



Que sensación tan curiosa la de recorrer oscuros pasillos de madera húmeda, procurando siempre buscar los lugares mas firmes donde dar el siguiente paso. ¿Y que tal dejar volar la imaginación al descubrir un objeto personal o una foto de los antiguos inquilinos de la casa? Cuantas hipótesis y preguntas, cuantas sensaciones tan difíciles de captar en una foto, por que la exploración urbana no consiste solo en hacer fotos y publicarlas, consiste en empaparte de la esencia de cada lugar, ahí esta esa magia de la que hablaba, pero aun hay mas...







Parece que el lugar lleva olvidado unos veintiocho años o al menos así lo delata el calendario que encontramos colgado. No quedan apenas cristales en las ventanas y el agua y la humedad invaden la casa trayendo consigo a nuevos inquilinos como los hongos y los líquenes, que dejan su huella en las paredes desconchadas de cada estancia del lugar.
La magia sigue...




Unos días nos mueve a adrenalina, el conseguir entrar donde solo unos pocos han logrado colarse y conocer lugares que esconden un puñado de secretos. Otros días como este,tan solo entrar por la puerta, tan solo relajarnos, observar cada detalle: un cofre podrido lleno de mantas, una foto, una postal, una bombilla polvorienta en un rincón, un crujido...





Se debe siempre equilibrar la curiosidad con el sentido común, correr riesgos, a veces temerarios, pero sin llegar a extremos peligrosos, no dejarse ni un solo recoveco por inspeccionar y que nunca importe nada el ensuciarte o arrastrarte. Así se encuentra la magia, en forma de pequeñas recompensas para el incursor curioso. Unos días puede ser la luz perfecta para hacer esa foto que tanto te gusta, otros el descubrir cosas poco comunes, o tal vez encontrarse cara a cara con un pedazo de historia de algún país antes que desaparezca o en en el caso de esta pequeña casa, la recompensa fue el poder contemplar desde la precaria buhardilla como surgía, por efecto del sol el vapor de agua de las vigas que aun quedaban en pie. Mágico o ridículo no lo cambiaría por nada esos momentos.

Todo un gustazo compartir este dia junto a mis compañeros. No dejeis de buscar la magia tambien en sus webs, La senda del abandono y Pamestas.
Hasta la próxima.