
A pesar de todo entramos y admito además que tras recorrer el sótano yo mismo dije "Aquí no va a valer la pena perder tiempo". Suerte que me equivoqué y al final dedicamos una hora a explorar y fotografiar cada estancia, y a mi juicio valió mucho la pena.
Como podéis ver la casa tenia bastantes detalles y curiosidades como revistas o juguetes, pero lo mas llamativo eran sin duda sus dos pianos. Uno al fondo del pasillo de la primera planta y el otro en el hall aunque este estaba destrozado. Alguien incluso se molesto en poner la mesa.

Algunas paredes se estaban quebrando y daba cierto respeto entrar en algunas estancias pero por lo demás la casa era explorable al cien por cien, la luz era muy buena y la decadencia nos rodeaba, asi que nada mejor que estos pequeños pretextos para hacer unas cuantas fotografías ¿No?
Y no hay mucho mas que contar de este lugar, así que hasta la próxima!