domingo, 11 de enero de 2015

Palacio de las palomas de piedra.


Sinceramente no sabemos con exactitud que clase de lugar fue este pequeño palacio situado en pleno centro de la ciudad. Desde fuera no parecía ofrecer ningún atractivo, salvo por algunas piezas de metal oxidado en su fachada, antaño para sujetar mástiles de banderas que delataban que en algún momento en su historia fue un edificio de carácter oficial. Nuestras primeras conjeturas apuntan a un palacio reconvertido para tal vez un organismo del estado, o puede que un centro de enseñanza. Algunos papeles sobre contabilidad que encontramos dentro nos dieron pistas mas claras.


 Nuestra primera tentativa es a las siete y media de la tarde, una completa locura teniendo en cuenta la concurrencia de gente en la calle, aunque no demasiada, pero un edificio cercano con grandes ventanas se encuentra mas que abarrotado de personas que entran y salen. Los hermanos Galvache están dispuestos a entrar, yo no estoy seguro si vale la pena hasta la noche, cuando Rober me muestra fotos del increíble interior, entonces decidimos llevar a cabo la incursión antes del amanecer del día siguiente. Amparados por la tranquilidad de la madrugada del fin de semana la cosa resulta mas sencilla: trepar un muro y deslizarse entre unas chapas de obra no es demasiado problema, aunque Chenko tuvo que improvisar una escalera bajo la lluvia doblando unos hierros oxidados que salían del muro. Estamos dentro, queda media hora para que salga el sol, pero empezamos a explorar con nuestras linternas y hacer las primeras tomas con exposiciones largas y el indispensable trípode, que en esta ocasión no tuve mas remedio que llevar conmigo y creo que valió la pena.



El edificio esta casi vacío pero sin duda uno de sus mayores atractivos es la sala de la escalera, esta con apenas cuarenta escalones y sin embargo una sala de mas de diez metros de altura decorada con molduras, tallas, espejos y adornos dorados en plena decadencia. La mayoría de esta decoración realizada con algún tipo de piedra o material completamente distinto a lo que vemos, pues toda esta habitación esta pintada de color gris que le aporta un aspecto mas sobrio que lo que encontramos bajo la pintura.


Tras el ultimo peldaño encontramos un hall con un precioso techo decorado con molduras de madera y piezas exagonales con formas geométricas. La pieza central esta pintada y deja ver el vestigio de que alguna vez existió allí una gran lampara protagonizando el conjunto. Al fondo una escalera con barandilla de madera y en una paredes observamos que habían sido sustraídas las tallas de madera que decoraba el espacio vacío que encontramos.







A parte de una oficina con un escritorio y chimenea o una caja fuerte no encontramos mucho mas a medida que recorremos las habitaciones y pasillos de cada piso, algunos bastante maltratados por el tiempo y la humedad, lo que no hace aconsejable moverse por ellos así como tampoco bajo los techos que poco a poco van desprendiéndose en algunas zonas. La planta baja por la que entramos tenia algo mas de mobiliario pero también mucho desorden y algo de vandalismo. Bajo una de las puertas encontramos un escritorio que nos permite asomarnos a la calle y que usaremos para salir, colocado ahí supongo por otros que como nosotros entraron a explorar y fotografiar este palacio.
Nosotros por lo pronto terminamos de recorrerlo y fotografiarlo, haciendo especial hincapié, como podéis ver en la sala de la escalera y sus detalles.






La luz difusa del dia lluvioso combinado con la decadencia del edificio hace que sin duda cada foto resulte aun mas espectacular si cabe.






Hay que añadir que a espaldas del edificio en lo que nosotros denominemos el patio existió otro gran edificio, o tal vez parte de este y del que tan solo quedan los muros exteriores . Ahora tan solo nos queda asomarnos a la calle y encontrar el momento preciso para salir de allí y desayunar en algún bar cercano mientras decidimos nuestro siguiente destino.