jueves, 22 de febrero de 2018

Caserón B


   Pocas cosas mejores que levantarse un domingo, coger la cámara, subir al coche e ir a buscar a unos amigos para husmear un poco por algunos abandonos relativamente cercanos. En particular este caserón con sabor a familia adinerada, al que no le falta detalle y que guarda algunas sorpresas.




   Tal vez sea por la zona en que se encuentra, pero es muy curioso apreciar que apenas hay vandalismo en la vivienda a pesar de que se puede entrar con suma facilidad. Si que nos damos cuenta de que evidentemente ha pasado gente por allí fisgoneando pero sin causar destrozos, hacer pintadas o saquear brutalmente todo lo de valor.



   El caserón cuenta con múltiples zonas y un gran numero de habitaciones pero sin duda mi parte favorita es la enorme cochera que aun conserva un carruaje de paseo completamente intacto, cuya "matricula" (borrada en la foto) si se puede llamar así, nos hace pensar que este carruaje ya rodaba a principios del siglo pasado. La luz azulada del lugar junto al sol de la mañana entrando, nos dejan este curioso juego de color.






   Desde la cochera podemos atravesar una cueva que nos conduce directamente a otra cueva aun mas grande usada como bodega. Está un tanto inundada, el techo no es de fiar y parte de este se ha derrumbado, pero aun distinguimos algunas tinajas de arcilla, barriles y botellas.



   Entramos dentro de lo que parece la zona principal y subimos a la primera planta para encontrarnos directamente con un decadente salón el cual aun conserva algunos cuadros colgados, sillas tapizadas pequeños muebles y espejos. En un extremo de este encontramos un pequeño despacho con un sin fin de documentos esparcidos por el escritorio y el suelo, así como objetos variados donde destaca una antigua cámara de fotos de madera mohosa.



   Seguimos registrando la planta para encontrar algunas de las habitaciones principales de la vivienda, bastante desordenadas y una especia de "altar" con una urna de cerámica que no quisimos tocar. Ademas encontramos unas nuevas escaleras bastante maltrechas por las que subir a la buhardilla o bajar de nuevo a la planta baja por la otra cara del edificio.





   Dejando de lado las zonas intransitables o de poco interés de la planta baja nos centramos en una gran sala de estar con todo lujo de detalles y bastante completa a la que no le puede faltar un gran piano de pared. También cuenta con algunos sillones y una pequeña mesa de café al otro extremo de la sala.
   Desde aquí podemos acceder a unas pequeñas habitaciones, tal vez de la gente del servicio.






   Por otra de las puertas aparece una nueva zona de la planta baja con mas habitaciones, una de ellas con literas y sobre todo un vistoso recibidor supuestamente para visitas, ya que el caserón cuenta con varias puertas de entrada que conducen a diferentes zonas.




   En general ha sido una exploración muy divertida. Las curiosas luces que bañan cada estancia nos dejan algunas fotos interesantes, otras veces nos atrevimos a subir alguna persiana con cuidado para ver mejor el entorno. Ahora nos dirigimos a un polígono industrial a ver que ofrecen algunas fábricas abandonadas que teníamos vistas desde hace algún tiempo.