miércoles, 27 de julio de 2016

Villa de los muebles


   Un olvido a medias. Es la mejor manera de calificar esta quinta que concentra toda su esencia en apenas tres habitaciones. El por que definirla así es muy simple pues, pese a estar en completo abandono hay indicios de que fuera patrimonio de la localidad donde se encuentra, pero no esta cuidada, la mitad de la vivienda sufrió los estragos de un incendio y en la otra mitad se puede apreciar que hace ya mucho se comenzó una reforma que no llego a concluirse. Todo el antiguo mobiliario se encuentra apilado y es esa antigüedad lo que hace interesante tomar algunas fotos.




   Nos parece bastante curioso que el lugar no haya sido saqueado por que entrar en el es sencillo hasta para un niño. Me ahorrare los detalles para evitar pistas, pero si que quiero contar que nosotros no pudimos usar esa entrada fácil ya que, precisamente varios niños se encontraban a pocos metros allí jugando. Un paseo buscando la retaguardia de la villa nos sitúa en un muro bajo, mas allá, solo vegetación salvaje pero por orientación sabemos que debería comunicar con la parte trasera. Y así fue, después de un buen rato apartando zarzas y ortigas y tanteando el terreno para no pisar en falso llegamos a la parte trasera del jardín de la quinta, con varias entradas abiertas.
   Localizamos la única parte en buen estado y una puerta atada con una cuerda.


   La primera impresión es de decepción pues solo encontramos una habitación vacía a medio rehabilitar, ladrillo moderno y mucho desorden, pero pronto encontramos los muebles que nos dejan claro que esta fue una casa de gente importante.




   No hay mucho mas que contar sobre este lugar. Tan solo quedan sus muebles como muestra del pasado ya que el edificio como he dicho antes esta a medio reformar y la mayor parte de este en ruinas.
   Sin duda el mayor atractivo para mi son sus sillones tapizados, el piano, que nunca falta en los salones de las grandes familias portuguesas y sobre todo la caja fuerte, un tanto demacrada pero que muy pocas veces encuentras una como esa, aun que no sera la ultima que veremos en estos días. Resulta siempre curioso revisar los libros, algunos con mas de un siglo de antigüedad, ahora apilados todos juntos sin orden y cogiendo moho. Los retratos y documentos como cartas o tarjetas de visita dan una idea de quienes vivían allí y cuando se fueron.



   Todo lo que hemos tocado lo dejamos en su sitio. Salimos y volvemos a bloquear la puerta de nuevo para irnos de allí no sin antes dar una vuelta por el patio y comprobar que efectivamente la familia tenia su propia heráldica tallada en la fachada principal de la vivienda. Esta vez si que escogemos el camino fácil para salir ya que ahora no hay niños en la calle. Montamos en el coche y nos ponemos en camino para intentar ver otra preciosa quinta antes de que anochezca.






1 comentario:

  1. Magnífico reportaje, aunque no es lo que imaginábamos tenía cantidad de detalles interesantes, y tu le sacaste el mayor provecho.
    Muy bueno!!!!!

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