viernes, 5 de mayo de 2017

French classics garage

   Mi pareja Sole y yo nos encontramos visitando Francia. Cuando salimos de vacaciones me pongo la norma de en caso que haya abandonos en nuestro trayecto visitar tan solo uno para no convertir las vacaciones en un viaje urbex y lo suelo llevar elegido ya desde casa.


   El lugar como podéis ver es un garaje lleno de coches relativamente antiguos. Hay que aclarar que los vehículos tienen un dueño que vive justo al lado, aunque estos se encuentran dentro de un pequeño complejo industrial abandonado. Así que la idea es entrar, verlo todo, hacer alguna foto y salir sin dejar indicios de nuestra visita.


   El lugar esta un poco perdido entre montañas y tardamos un rato en llegar. Una vez allí buscamos la manera de aparcar de un modo mas o menos discreto para luego acercarnos a pie y evitarnos problemas.


   Echamos un primer vistazo y algo nos desconcierta. En un pequeño patio hay un contenedor de hierro con algo plástico ardiendo. Ver un fuego nos hace pensar que hay gente allí aunque de momento no aparece nadie y decidimos dar un rodeo y probar a entrar por una nave ruinosa a probar suerte y tras varias vueltas parece que no tiene comunicación con el resto del recinto.




   Volvemos por donde hemos venido asomándonos por todos los recovecos y al final localizamos la nave donde están aparcados los vehículos pero esta todo bien cerrado. Tal vez exista otra manera o directamente no se pueda, así que nos estamos planteando volver para el coche un poco cabizbajos.


   A medio camino, cerca de nosotros aparca una furgoneta y se nos ocurre intentar preguntar al conductor si es vecino de la zona y conoce el garaje. La sorpresa es que si. Aunque no hablamos francés nos da a entender que a través de los edificios abandonados es posible llegar. Nos hace incluso un pequeño mapa en el suelo. La cosa se pone mas divertida aun cuando por gestos me propone que le ayude a descargar su furgoneta y el a cambio nos guiaría dentro. Dicho y hecho.



   Volvemos hacia el ruinoso complejo industrial. Por el camino nuestro nuevo amigo nos cuenta sobre los vehículos y su propietario, también nos habla del lugar y lo que fue, aunque no puedo hablar de ello para no dar pistas. Entramos de nuevo por las naves buscando posibles accesos que encontramos en la parte trasera, una especie de taller. Desde ahí llegamos a otra nave aun mas grande que justo al fondo comunica con una especie de vivienda o tal vez unas oficinas que no habíamos advertido la primera vez.



   Me arrastro por un agujero en la puerta y al momento nuestro amigo nos muestra que no es necesario ya que estaba abierta :D. Llegamos a un recibidor lleno de papeles y carpetas de documentos esparcidos por el suelo y probamos una puerta. ¡Ya esta! Tenemos sobre nosotros varias filas de coches. Alcanzo a distinguir algunos Renault 4 juntos de diferentes modelos. Solo queda trepar hasta donde están y sacar la cámara.



   Pese al desorden, el polvo y lo ruinoso del lugar no hay que olvidar que el dueño vive al lado, así que  con respeto lo visitaremos y haremos unas fotos rápidas, con ISO alto y sin trípode para no enredarnos. Me encanta la sensación de estar rodeado de estas joyas. Hay varios Simca y sobre todo Peugeot 203 de distintas épocas.


   Para mi gusto lo mejor de todo eran dos Renault Goelette. Una de ellas parecía restaurada la otra de aspecto mas antiguo daba un poco de pena pero no estaba en mal estado. Llamaba también la atención por lo decadente un Renault 4cv de 1957.



   Entre todo este desorden encontré un Citroen 2cv aparentemente restaurado al que no quise hacer foto no se por que. También había otros que tan solo eran chatarra sin estética alguna. No quiero entretenerme mas ni entretener a nuestro amigo y guía, así que doy la ultima vuelta ya sin cámara para darle gusto a mis ojos e ir terminando.



   Salimos para fuera. He contado a simple vista una treintena de coches lo cual es una buena colección. Cerramos las puertas tal y como estaban y volvemos a nuestro coche. Por el camino comentamos algo que no nos ha gustado y es que en el polvo de las lunas de algunos vehículos algún que otro explorador había dejado su firma. Vale, no es vandalismo, pero el lugar tiene dueño y hacer eso es como decirle -¡eh! me he colado en tu propiedad. También es un poco falta de respeto y puede provocar que termine por cerrar completamente el acceso al garaje, cosa lógica y bastante fácil.



   Solo nos queda agradecer a nuestro amigo por ayudarnos a encontrar la entrada y despedirnos de el. Como ya he dicho solo voy a ver un abandono en este viaje y estoy mas que satisfecho. Ahora toca seguir con nuestras vacaciones.


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