jueves, 19 de abril de 2018

Soviet barracs


   En Alemania y sobre todo en los alrededores de Berlin es sencillo encontrar cantidad de bases militares abandonadas. También es cierto que en estos lugares hay pocas cosas interesantes que encontrar a la hora de explorarlas, pero que con tiempo y ganas acaba resultando divertido pasearse por ellas y recorrer sus decadentes edificios en busca de algún detalle digno de ver.


   El primer año que visitamos estas zonas militares lo pasamos en grande en lugares como la base de Havel y el Krampnitz, seguramente los mas conocidos. Encontrar los icónicos murales que pintaban los soldados rusos o los últimos resquicios de la era nazi fue sin duda una experiencia increíble a nivel histórico.


   Con esta premisa decidimos volver a intentar la experiencia en otras bases militares del territorio germano, pero hay un problema: han pasado ya cinco años desde que localizamos esos lugares y si por aquel entonces ya era laborioso, a día de hoy va a ser muy complicado encontrar algo que aun se mantenga.





   En nuestro primer intento nos ponemos como meta localizar algunos de los murales citados antes que hemos visto a través de Internet. Y de hecho encontramos algunos, otros no aparecieron o donde deberían estar habían sido tapados o destrozados. También es cierto que encontramos otras cosas y detalles nuevos mas ocultos y que no están publicados en la red.
   Mención a parte merece una conocida escuela de pilotos con algunos de los murales mas increíbles que he visto y que por desgracia ya no existen. En una de las plantas del edificio principal las paredes y las escaleras conformaban un inmenso e imaginativo mural sobre la aviación y el espacio. A día de hoy la humedad ha despegado casi toda la pintura y apenas queda nada distinguible.


   Nos hizo especial ilusión encontrar en la ultima planta de una vivienda a este atleta pintado y que que conserva casi intacto. Estaba al lado de una buhardilla donde existía un pequeño gimnasio. Supuestamente en el bloque vivían varios deportistas.








   En la citada escuela de pilotos nos llevamos la sorpresa de encontrarnos con este soldado que parecía haber aguantado las humedades de treinta años. Nada mas lejos de la realidad por que al mirarlo de cerca nos dimos cuenta que algún artista anónimo lo estaba restaurando.


   No podría decir la cantidad de kilómetros andados ni los edificios registrados. Tengo que reconocer no valió mucho la pena en comparación con la experiencia vividas hace cinco años. Por suerte llevábamos mas lugares en nuestra lista para seguir visitando.

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